Raphinha, el extremo brasileño de 27 años, no parece disfrutar de las entrevistas, pero tampoco parece incómodo. Habla despacio, pasa por alto algunas preguntas, pero es honesto sobre sus experiencias. Más reticente sobre su pasado que sobre su presente, Raphinha ha pasado de la incertidumbre a la confianza, emergiendo como un jugador clave para la sorprendente victoria de Hansi Flick. “¿Para qué está aquí el Barça?”. “Cuando juegas en este club, tienes que ganarlo todo”. Y eso es exactamente lo que pretende hacer el Barcelona, que actualmente lidera La Liga.
Pregunta: ¿Hubiera preferido un derbi menos aburrido?
Respuesta: En los derbis, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado, puedo asegurarle que no importa si un equipo lucha por el descenso y el otro por el título. En Inglaterra, por ejemplo, el Leeds contra el United es un derbi histórico, y les hicimos trabajar duro. Tuvieron que correr mucho más de lo que esperaban.
P: ¿Qué derbi jugaste en Brasil?
R: Los derbis callejeros son lo máximo. Cuando eres un niño que vive en una favela, estás acostumbrado a ver pasar a la gente con armas. Algunos aficionados incluso llevan armas a los partidos. Intentan intimidarte para que te asegures de que su equipo gane. Una vez, cuando éramos niños, estábamos en el vestuario y alguien empezó a golpear la puerta. “Si ganáis, no os iréis de aquí”, nos gritaban. Perdimos, pero fue porque ellos eran mucho mejores.
P: Con algo de perspectiva, ¿cómo recuerdas esa parte de tu vida?
R: Es difícil hablar de esto. Nuestra vida en Sudamérica no se parece en nada a la vida en Europa. Es completamente diferente.
P: ¿Piensas en esa parte de tu vida o es algo que has conseguido olvidar por lo duro que fue?
R: Es imposible olvidarlo. Son momentos duros, momentos que te hacen más fuerte, momentos que te ayudan a crecer como persona y como profesional.
P: ¿Recuerdas algún momento en particular?
R: Tenía unos 12 años, con un amigo. Todos estábamos sucios después de terminar el entrenamiento. El club no tenía duchas y el autobús tardaba una eternidad en llegar. Teníamos hambre pero no teníamos dinero, así que empezamos a pedir comida en la calle. Fue un poco complicado, la gente no quiere que le molesten. Algunas personas de buen corazón nos ayudaron, pero entiendo a los que no nos dieron nada. Es una situación dura y parecíamos niños que viven en la calle. Es normal que la gente tenga un poco de miedo.
P: Una vida diferente.
R: Una vida diferente, sí. Es importante no olvidar todo lo que pasamos. Recordar te hace mejor persona.
P: ¿Y cómo se escapa de esa vida?
R: Conocí a muchos chicos que, en mi opinión, eran mejores que yo. Técnicamente, eran mucho mejores. Pero ser deportista es mucho más que técnica. Hoy, técnicamente, puedes ser el mejor de tu generación, pero sin disciplina… Si no eres consciente de que tendrás que sufrir estando lejos de casa, lejos de tus amigos; si no te das cuenta de que tienes que alejarte de la vida nocturna y de las fiestas; si no crees que tienes que dejar eso de lado, la técnica no significa nada. La técnica es importante, pero debe ir de la mano del trabajo duro.
P: Técnica y trabajo duro. ¿Pero qué pasa con la toma de decisiones?
R: La toma de decisiones es muy difícil. Tenemos menos de un segundo para tomar una decisión. Al final, lo que tú crees que es mejor en el campo, otros pueden verlo de otra manera. En el campo, solo tienes dos ojos: los tuyos. Los demás pueden verlo todo.
P: ¿La toma de decisiones es lo que distingue a un jugador de élite de uno muy bueno?
R: Lo más importante es saber lo que vas a hacer antes de que te llegue el balón. Tienes que trazar un mapa de todo el campo. Tienes que apartar la vista del balón para observar todo lo que ocurre a tu alrededor. Quienes consiguen eso son genios.
Raphinha: Yo lo veo más como Neymar. Los regates y la rapidez con la que piensa para superar a un defensa. Cuando crees que puedes quitarle el balón, hace algo que nunca has visto en tu vida.
P: El fútbol es un juego, puede ser divertido, pero ¿puede convertirse también en una tortura?
R: La presión… Yo no jugaba al fútbol cuando no había redes sociales, así que no puedo comparar. Pero en el contexto actual, donde la gente cree que solo porque publicas una foto en Instagram tienen derecho a decirte lo que sea y tienes que quedarte callado… Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. Tenemos la suerte de ser futbolistas profesionales, pero trabajamos duro para ello. No es fácil que la gente te insulte cuando las cosas salen mal. ¿Iría al perfil de Instagram de un abogado para decirle que es terrible porque perdió un caso?
P: ¿Es más difícil en Europa o Sudamérica?
R: Allí es peor. La gente te tira petardos a casa, te persiguen en sus coches. Aquí es difícil, pero por diferentes motivos. Cuando juegas en un club tan grande como el Barcelona, las críticas son normales. Aquí la presión es máxima. Necesité tiempo para adaptarme.
P: ¿Futbolística o adaptación mental?
R: Ambas cosas. En este club hay que ganar siempre. Y cuando las cosas no van bien…
P: ¿Por qué no te iban bien las cosas?
R: No lo sé. Las exigencias que me impuse a mí mismo me han podido frenar un poco. Si lo hubiera sabido, lo habría superado más rápido.