**ASALTO al poder: SÁNCHEZ pone el BANCO DE ESPAÑA bajo su control**
En un giro alarmante para la economía española, el gobierno de Pedro Sánchez ha tomado el control del Banco de España, desatando una crisis institucional sin precedentes. La reciente dimisión del director de economía del banco, tras la presentación de un informe anual que ha sido notablemente suavizado, ha encendido todas las alarmas. Este informe, que debería servir como un contrapeso crítico al poder ejecutivo, se ha convertido en un mero eco de las políticas del gobierno.
Desde que Sánchez llegó al poder, su administración ha estado extendiendo sus tentáculos sobre las instituciones clave del país. La designación de José Luis Escribá, exministro socialista, como gobernador del Banco de España ha suscitado temores de que la independencia de la entidad se haya visto comprometida. Con una trayectoria marcada por decisiones cuestionables, su nombramiento ha reavivado comparaciones con épocas oscuras de la historia española, cuando el control político sobre las instituciones era la norma.
La última entrega del informe del Banco de España ha eliminado por completo análisis críticos sobre temas sensibles como la reforma de las pensiones, lo que ha llevado a acusaciones de manipulación y falta de transparencia. Fuentes internas sugieren que se han silenciado advertencias vitales sobre el envejecimiento demográfico y su impacto en la sostenibilidad del sistema de pensiones. En un contexto donde la calidad institucional ha ido en declive, esta situación plantea serias dudas sobre la capacidad del Banco de España para actuar como un guardián de la economía.
El clima de desconfianza crece mientras la oposición denuncia este “asalto al poder”. Las voces críticas advierten que, sin un Banco de España independiente, las decisiones económicas podrían estar más alineadas con los intereses partidistas que con la estabilidad del país. Con la economía española enfrentando retos monumentales, la falta de un contrapeso efectivo podría llevar a consecuencias desastrosas. La pregunta es: ¿puede el país confiar en una institución que parece haber perdido su voz crítica ante el poder? La respuesta podría definir el futuro económico de España.