**Trump enloquece mientras Canadá firma un acuerdo con la UE: ¿se romperá el pedido de 19 mil millones de dólares por los F-35?**
En un giro inesperado de los acontecimientos, Canadá ha firmado un acuerdo de asociación estratégica en defensa con la Unión Europea, lo que podría sacudir las cadenas de suministro de América del Norte y poner en jaque su millonario contrato para adquirir 88 cazas F-35. La declaración del Primer Ministro Mark Carney y del Ministro de Defensa Bill Blair marca un cambio drástico en la política de defensa canadiense, que durante tres décadas ha estado centrada en NORAD y la OTAN.
Este acuerdo no solo representa un cambio técnico, sino que otorga a Canadá derechos significativos en proyectos europeos de defensa, incluyendo la posibilidad de convertirse en proveedor clave para el programa de tanques de combate MGCS y el sistema de combate aéreo FCAS. Además, la UE asegura el acceso a depósitos de minerales críticos en Quebec, lo que aumenta la presión sobre la administración estadounidense.
La decisión de Ottawa de suspender el segundo pago del contrato F-35, programado para finales de julio, podría tener consecuencias devastadoras. Este pago de 2.8 mil millones de dólares no solo es una garantía financiera para el mantenimiento de motores, sino que también pone en riesgo miles de empleos en Canadá. La administración de Carney está tratando de jugar sus cartas, buscando concesiones de Washington mientras explora oportunidades en Europa.
Con un envejecido parque de cazas F-18 y costos de mantenimiento en aumento, la presión se intensifica. Si la entrega de los F-35 se retrasa hasta 2030, el costo de extender la vida útil de los F-18 podría superar los 4 mil millones de dólares. Mientras tanto, la UE lanza una oferta tentadora: mayores beneficios económicos y producción local a cambio de una mayor colaboración.
La situación es crítica. Si Ottawa no toma una decisión clara antes de finales de julio, podría perder su participación en la producción del F-35, un golpe devastador para la industria canadiense. La balanza entre la dependencia de Estados Unidos y la búsqueda de autonomía en Europa se inclina peligrosamente. La próxima semana será decisiva: ¿se mantendrá Canadá en la órbita de Washington o se lanzará a un nuevo capítulo con Bruselas?