Un enfrentamiento público entre el expresidente Donald Trump y el multimillonario Elon Musk ha captado la atención de la opinión pública, desatando una serie de acusaciones y ataques a través de las redes sociales. La disputa comenzó tras la crítica de Musk al plan de gastos conocido como el “gran y hermoso proyecto de ley” del presidente, en el que se eliminan los créditos fiscales para vehículos eléctricos, lo que afecta directamente los intereses comerciales de Musk.

Trump, reaccionando a las críticas, expresó en su plataforma Truth Social que no le sorprendía la oposición de Musk, pero lamentó que su relación se deteriorara tan rápidamente. Aseguró que Musk conocía el proyecto mejor que casi nadie y sugirió que su descontento se debía a la eliminación de beneficios fiscales que beneficiarían a su empresa. Musk, por su parte, respondió en tiempo real a través de X, acusando al gobierno de no haberle mostrado el proyecto antes de su aprobación.

El cruce de insultos escaló cuando Trump insinuó que habría ganado las elecciones de 2024 sin el apoyo de Musk, a lo que el magnate respondió afirmando que sin él, Trump no habría sido exitoso. La tensión aumentó aún más cuando Musk sugirió que Trump estaba vinculado a los archivos de Jeffrey Epstein, lo que llevó a la Casa Blanca a desestimar la acusación como infundada y sin pruebas.

Mientras el intercambio se intensificaba, las acciones de Tesla cayeron más del 14% en un contexto de creciente incertidumbre. Trump amenazó con cancelar contratos públicos con empresas relacionadas con Musk, lo que añade más presión a esta ya tensa situación. Este conflicto no solo pone en evidencia la ruptura entre dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos, sino que también resalta las implicaciones que esto puede tener en el ámbito político y empresarial del país.