El caso del grupo Fugitivo, una banda de música regional mexicana, ha tomado un giro impactante tras la revelación de que Carlos González, uno de sus integrantes, podría haber traicionado a sus propios compañeros. Las autoridades de Tamaulipas han confirmado que González fue quien los entregó a una célula del crimen organizado, lo que ha desatado una ola de indignación entre los familiares de los cinco músicos desaparecidos desde el 25 de mayo.
El gobernador de Tamaulipas, en declaraciones recientes, afirmó que los detenidos por la desaparición han proporcionado información crucial que corrobora esta versión. Sin embargo, los familiares de las víctimas continúan en estado de incredulidad, alegando que las autoridades han mentido sobre el hallazgo de los cuerpos, y exigen pruebas de ADN que confirmen la identidad de los fallecidos.
Desde el 29 de mayo, las autoridades habían confirmado que los restos encontrados correspondían a los integrantes del grupo, pero los familiares sostienen que no hay evidencia suficiente para validar esta afirmación. La incertidumbre y la desconfianza persisten, mientras se espera que los resultados de los análisis de ADN tarden entre tres y cinco meses.
Los allegados a los músicos han mantenido una firme postura de búsqueda de justicia y verdad, demandando una investigación más exhaustiva por parte de la Fiscalía General de la República. Insisten en que el caso debe ser tratado con mayor seriedad y que se deben destinar más recursos a la búsqueda de desaparecidos en la región, que ha sido duramente afectada por la violencia del crimen organizado.
A medida que la situación se desarrolla, la búsqueda de respuestas y justicia continúa, con las familias decididas a no rendirse hasta encontrar a sus seres queridos. La comunidad ha sido convocada a mantener la atención sobre este devastador caso y apoyar a las familias en su lucha.